martes, 1 de diciembre de 2009

¿ ULTIMA LLAMADA ?

El presidente de México Felipe Calderón, exhortó al sistema político nacional, a los sectores productivos y a la población en su conjunto, a impulsar y realizar a la mayor brevedad la serie de reformas estructurales que necesita urgentemente nuestra sociedad.

Las reformas esenciales para que el sistema nacional salga de su gigantesco y pavoroso atraso, son básicas y concluyentes con la medianía que tiene y que se observa a lo largo y ancho de nuestro país. Los números que mantenemos en la lista de clasificación en el escenario mundial en materia de desarrollo económico, social y político, lo afirman categóricamente. La educación, el sistema de salud, el gobierno y su política, la abrumadora y absurda pobreza, el inoperante, confuso y arbitrario sistema tributario, la mal llamada transparencia gubernamental y la rendición de cuentas, el anacrónico esquema de explotación de energía, y la confianza institucional, son entre otros grandes y graves rezagos, algunos de los puntos torales para continuar en la célebre lista de la mediocridad internacional.

Parece en primera instancia, que Calderón Hinojosa trata desesperadamente de sustentar el camino y el apoyo político para terminar con éxito la segunda mitad de su administración, pero no es así.

Ante el cruel y pesimista escenario que en todos y cada uno de sus retos nos plantea y exige el México moderno, desarrollado y progresista, las cifras y la realidad apabullante son elementos claves, esenciales y urgentes para darle a la nación una nueva orientación política, económica y social. Un nuevo sendero. Un camino mas acorde con los tiempos que demanda una población harta, desilusionada, enfadada, insatisfecha de un esquema político y económico que está hecho trizas. El sistema ya caducó. Ya dió lo que tenía que otorgar.

La afirmación no tiene vuelta de página. Los indicadores en el crecimiento y en el desarrollo señalan que México está al borde del abismo, que se nos derrumba entre las manos, que se va a pique...

Es por ello, que el llamado del poder ejecutivo cobra en estos momentos un aspecto esencial y fundamental para delinear al país del mañana, al del futuro.
No es exageración política catastrofista o un pesimismo irredento. Es una categórica realidad, basta con leer, escuchar o ver la cotidianidad en los medios de comunicación.

Una sociedad en donde existen 25 millones de ciudadanos que se mantienen gracias a la llamada economía informal; en donde hay poco mas de 40 millones que apenas ganan un salario mínimo y en donde otros 10 millones subsisten monetariamente en la subocupación o en miserables labores de dos o tres horas diarias; es un país en pleno debacle.

El último dato económico nos abruma y preocupa: la caída productiva del ocho por ciento en este año. Una cifra que ya hubiera derrocado al gobierno mas popular del planeta. Un número que da escalofríos y angustia financiera.

No es nimguna exageración señalar que estamos quebrados económicamente. Un sistema político que pide como limosnero los poco centavos que se requieren en materia de salud, educación, justicia,seguridad, desarrollo social y crecimiento,es un sistema mediocre, mediano, "pichicato".

La rebatinga monetaria del Presupuesto Federal para el próximo año demostró a tambor batiente las miserias, el circo y las penurias financieras por las que atravesamos como gobierno, como sistema político y como sociedad. Los 200 o 300 mil millones de pesos " reclasificados " en el presupuesto de la necesidades nacionales son prueba de ello; el aumento de un miserable punto porcentual en el Iva junto con un dos por ciento en el Impuesto Sobre la Renta (ISR), y una triangulación fiscal de las 400 grandes monopolios y conglomerados empresariales que evaden o dejan de pagar al fisco unos 800 mil millones de pesos anuales, uno de cada cuatro pesos que se gastan en el Presupuesto, demuestra la medianía y la urgencia de las grandes reformas estructurales que se requieren.

Por todo ello y mas, es necesario apoyar sin ambiguedades, sin fantasmas demagógicos o sin aspavientos partidistas el llamado del Presidente Felipe Calderón.
No es cuestión de colores y menos aún de matices políticos o sociales. No podemos soslayar la emergencia nacional. Hacerlo es y sería una actitud cobarde. Es quizás, la última llamada para México, nada mas y nada menos. ¿ Le entramos o seguimos cayendo ? ¿Hasta dónde ?.

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