martes, 15 de diciembre de 2009

ENTRE RECOMPENSAS Y ESPEJITOS

La economía nacional sigue en picada. En caída libre...
Los escenarios del país se tornan cada vez mas difíciles y complejos mientras que funcionarios públicos y políticos afines a la actual administración federal lanzan loas sobre los efímeros y raquíticos resultados obtenidos. La caída del siete por ciento en el Producto Interno Bruto ( PIB ), los 500 mil empleos perdidos, el crecimiento impresionante del subempleo y de la informalidad junto con la reducción en la calificación del grado de inversión de dos de las tres firmas mas importantes del mundo, no han sido suficientes para reconsiderar los errores de la política económica seguida en los tres años del Gobierno del Presidente Felipe Calderón.

Todo indica que la realidad que vivimos la inmensa mayoría de los ciudadanos es inexacta. Números, cifras, estadísticas y cuentas sobre la marcha del país simplemente mienten o son inexactas. La verdad se transforma en la mentira del hoy matizada en la nación del mañana mientras que la terquedad sigue premiando y recompensando la ineptitud, la pésima administración financiera, la incapacidad política.

Los hechos cotidianos desmienten la mejor expectativa financiera. Se aplaude hasta la saciedad el pobre logro de haber generado 50 mil empleos durante el mes de octubre pero no se señala que se han perdido 500 mil fuentes de trabajo a lo largo del presente año y que se acumula un déficit en 36 meses de poco mas de un millón y medio de personas sin trabajo y sin sustento monetario.

Se premia por la excelente dirección a la estupenda conducción del Secretario de Hacienda, Agustín Cartens con el control del Banco de México por los próximos seis años pero no se cuestiona el miserable crecimiento de la economía en los últimos tres años. Se habla del mañana, del futuro, del horizonte de prosperidad y bonanza que nos espera... pasado mañana.

Mientras tanto, expertos, economistas prestigigiados y firmas de inversión especializadas en finanzas calculan un agrio y magro tres por ciento de crecimiento económico anualizado para los siguientes tres años. Continuamos creyendo que la leyenda de los "espejitos" son el oro y la plata que nos llevarán irremediablemente al país del primer mundo, a la nación desarrollada y progresista que todos queremos.

El llamado "oro negro", el petróleo y sus cuantiosos recursos monetarios que evitó en sus momentos una inmensa crisis social y política, se acabará mucho antes de que la primera refinería comience a operar y procesar el crudo. Una decisión política a todas luces errónea.

Seguimos en picada libre. Otra vez se nos agotó el tiempo político para realizar la Reforma Tributaria que tanto se requiere. Se aplazan temas urgentes como el de la apertura del sector energético o la reforma laboral en aras de continuar con el engaño nacional de que el petróleo seguirá aportando los recursos monetarios y el dinero necesarios para salir, una vez mas, del "bache" que nos embarga.

Una vez más se aplaza del debate y la discusión de fondo sobre una nueva visión del Estado Mexicano, sobre la discusión fundamental de una política económica que está obsoleta y que demostró a lo largo de los últimos tres decenios su inoperancia total.

Otra vez, se apela a la quimera de que en el próximo sexenio y con el nuevo mesías presidencial, la situación monetaria cambiará por arte de magia, por alquimia, por milagro.

En los últimos diez años la economía creció a una tasa promedio anual del dos por ciento mientras que la población lo hacia en niveles de 1.8 por ciento y, las necesidades de desarrollo, bienestar y progreso nos exigían, cuando menos un cuatro por ciento. Si estas cifras no reflejan la contundencia y la gravedad de la caída libre en la economía, entonces estamos inmersos en una locura colectiva, en el marasmo y en la ciega ilusión económica de que mañana estaremos mejor que hoy.

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